viernes, 13 de marzo de 2015

La Meseta del Trueno. Silver Kane



Novela de Silver Kane (Francisco González Ledesma, 1927-2015) publicada por Editorial Bruguera en abril de 1982 en su colección Bravo Oeste con el número 1107. Tiene 95 páginas y costaba 50 pesetas. La cubierta es de Net.

En la población de Playville tiene lugar un violento atraco al banco local en el que hay numerosos muertos y heridos, entre ellos el sheriff, su ayudante y el director del banco. En la cárcel local está encerrado Rock Spencer, un conocido pistolero, por haber matado a un amigo del juez Cleveland. El amigo del juez se disponía a abusar de una chica de la población. Agatha, una amiga de la chica, acude cada día a visitar a Rock para llevarle algunas provisiones. Entre ellos hay amistad y agradecimiento y tal vez podría haber algo más, pero Agatha va a casarse con Michel, un pequeño ranchero de Playville.
La chica se compromete a lograr del juez Cleveland que libere a Rock, pero cuando acude a ver al juez, éste la asesina fríamente, igual que ha asesinado al cajero Truman para echarle la culpa del atraco. En realidad, el juez es el organizador del atraco y el objeto de matar a Agatha es aprovechar el ataúd de la muerta para rellenarlo con el dinero del banco. Esta parece ser la única manera de sacar el dinero de Playville, pues el ejército tiene acordonada la población a causa del atraco.
La hermana de Agatha, Stella, llega Playville para ver a su hermana. Al enterarse de su muerte, piensa que la frecuentación de la cárcel para visitar a Rock es la causa de su muerte al haberse mezclado de alguna manera con los hampones locales. Stella se las arregla para facilitar la huída de Rock. Este consigue salir de la cárcel para refugiarse en la casa de Agatha, pero allí le espera Stella para matarle. Rock consigue convencer a la chica de que él no es el culpable de la muerte de Agatha, pero que descubrirá quién se oculta tras todos estos hechos.
Mientras tanto, el juez hace que se finja la huída de la cárcel de un tal Blumer, un asesino necrófilo. El objeto de esta maniobra es convencer a Michel, el novio de Agatha, de que tiene que proteger el ataúd de la muerta hasta su llegada en tren a Dodge City. En realidad, el ataúd está lleno de dinero y el cadáver ha sido arrojado a un barranco.
Rock consigue salir de la ciudad a caballo y evitar las patrullas militares. Llega por casualidad al barranco donde se halla el cadáver de Agatha, pero también ha llegado allí Blumer con perversas intenciones. Tiene lugar una brutal pelea entre los dos hombres, aunque Rock consigue matar al monstruo. Stella llega a tiempo para ver el final. Rock y ella unen fuerzas para vengar a Agatha. Mientras Rock acudirá a la funeraria con el cadáver, Stella se encargará de avisar al juez.
Rock es atacado en la funeraria por los sicarios del juez, pero logra sobrevivir, mientras que Stella casi es asesinada por Manson, el ayudante del juez. De esta manera, Stella y Rock descubren quién está detrás de todos los hechos ocurridos.
Rock deduce que el tren que transporta el ataúd del dinero será detenido por los hombres del juez en un lugar llamado la Meseta del Trueno, cerca del desierto, y allí se dirigen él y Stella para intentar detener el inevitable curso de los acontecimientos. Allí les espera un violento y salvaje ajuste de cuentas.

Me decidí a leer esta novela de Silver Kane al enterarme de su muerte acaecida el 2 de marzo. La verdad es que me atrajo el título y me encontré con una muestra evidente del que llamaría segundo estilo del autor. No es lo mismo el Silver Kane de los años 60, por ejemplo, que éste de los 80. Puede haber varias razones para estas diferencias: el cambio que hizo Bruguera en los bolsilibros a principios de los 70 de pasar de 120 a 95 páginas, lo que hace que el estilo se vuelva más conciso, más ceñido a los hechos y más trepidante abandonando casi por completo las descripciones más literarias; por otra parte, el lenguaje se acerca mucho más al de cualquier calle española de los 80, siendo más vulgar y rudo. Hay que decir que aunque la escritura de Kane se haya vuelto más ruda no deja de ser elegante. El estilo del autor es impecable, de una concisión extrema y no deja reposo al lector.
Por otra parte, se ha acentuado mucho la violencia de los detalles y la brutalidad de los personajes. A veces nos encontramos literalmente ante auténticas fieras humanas que luchan a dentelladas si es necesario. Por otra parte, planea sobre toda la novela una atmósfera fúnebre, o incluso claramente necrófila en el caso del monstruoso Blumer, debido a que todo el argumento gira en torno a un sangriento atraco a un banco y a la utilización de una muerta (una bella muerta) para ocultar el botín.
Incluso el abrazo final obligado de Rock y Stella tiene lugar cerca de una tumba abierta. Estamos, sin duda, muy lejos del optimismo de Keith Luger y su western clásico e incluso de los relatos de vaqueros de don Marcial que se mueven entre la ingenuidad y la exageración.

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